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sábado, 2 de julio de 2011

ASESINATO PASIONAL A FINES DEL 1800

Hola amigos, hoy quiero contarles una historia, que es nació hace más de un siglo, pero solo fue descubierta hace pocos años, como no pensé que iba a ser tan larga la hice en una sola entrada, espero no aburrirlos y que se queden leyendo hasta el final.
En una antigua casona de Buenos Aires, se mudaron los recién casados Francisco y Lucía, decoraron la casa con los pocos muebles de  sus antiguos departamentos de solteros y como el espacio que quedaba por completar era mucho, decidieron comprar muebles viejos acordes con la casa en los negocios de antigüedades del barrio.
Así, la casa se fue llenando de cómodas con espejos, roperos con estilos portugueses, floreros antiguos y un gran espejo de pie que engalanaba todo el dormitorio, para el comedor compraron arañas, adornos y artesanías antiguas, pinturas con marcos viejos y los muebles de distintas generaciones dejaron la casa hermosa.
Pero luego de comprar los muebles Lucía pensó que el frío de las habitaciones iba a bajar pero nada sucedió, le daba miedo quedarse sola, escuchaba ruidos extraños, crujir de madera, puertas cerrándose, cuando volvía Francisco y le contaba, él decía las casas viejas son así, siempre se escuchan esos ruidos.
Una noche, mientras Lucía dormía, escucho pasos en el pasillo y vio pasar una tenue luz, quiso despertar a su marido, pero dormía como tronco, tomó coraje, como solo las mujeres de hoy pueden hacerlo, agarró un velador de bronce, somo valientes pero no boludas y luego de abrir lentamente la puerta siguió la luz que descendía por unas escaleras laterales que nunca se usaban, entre telaraña y ruidos de bichos, que no quiso mirar, descendió lentamente las escaleras, al llegar a la puerta una discusión se oía del otro lado, eran una mujer y un hombre, él era el que más hablaba y levantaba la voz, en ese momento se hizo un silencio y lucía aterrada subió las escaleras tan rápido como pudo, para encerrarse en su cuarto esperando ver pasar la luz otra vez, pero eso no sucedió, no se pudo dormir y cuando Francisco la vio sentada en la cama, transpirada y aferrando con fuerza el velador le dijo, estas loca o viste un fantasma, frase que suelen decir los maridos cuando no comprenden ciertas actitudes nuestras, pero la respuesta de ella lo preocupo más que su actitud, dijo, creo que los dos.
No quiso entrar en detalles en el desayuno, porque sabía de la incredulidad de su marido pero las palabras salían de su boca como un torbellino de alivio, cuando terminó el café, su marido, sin decir una palabra la beso, se despidió y dijo, voy a llamar alguien para reparaciones, luego se fue.
Reparaciones, repetía una y otra vez, mientras fregaba todo lo que había en la casa, este nunca entiende nada, a la tarde llamó el señor de las reparaciones para decirle que iba al otro día en la mañana.
Esa noche, Lucía dejo de lado el velador y se aferró a la cruz más grande que encontró en la casa mientras se acostaba esperando los pasos y la luz. A la misma hora de siempre los pasos se presentaron, la luz se asomó debajo de su puerta, pero esta no siguió su camino se detuvo y un fuerte viento abrió la puerta, no sé si fue porque cerró los ojos del susto o porque en verdad no había nada, pero la puerta quedó abierta.
Esa mañana, decidió obviar los comentarios a su marido sobre la noche anterior, él se limitó a preguntar por sus ojeras y porqué había dejado la puerta abierta, no respondió, dijo, hoy viene el de las reparaciones,mejor dijo él así de una vez por todas te das cuenta que es una casa vieja.
A eso de las nueve llegó Raúl, luego de recorrer la casa le dijo, esta es una casa vieja, la cara de la dueña habrá dicho mucho, porque Raúl enseguida agregó, no, yo soy del barrio, esta casa fue construida en en mil ochocientos setenta, por un comerciante muy rico, pero se encuentra en buen estado, solo hay que cambiar unas tuberías, asegurar unas puertas y ventanas y va a quedar como nueva.
Lucía le preguntó si podía contarle algo extraño que pasaba en la casa y que no se relaciona con las refacciones que mencionó, la cara se le puso pálida, si usted desea señora la escucho, dijo. Ella relato, que la casa era muy fría que compro muebles, estufas, pero sigue siendo fría, que escucha durante el día ruedos de maderas y puertas que se cierran y una noche, dijo, haciendo una pausa, para adivinar como iba a reaccionar su interlocutor, oí pasos y un tenue luz se vió debajo de la puerta, lo seguí y tomo por esas escaleras dijo señalando las angostas y destartaladas escaleras en desuso. Pero usted esta loca señora, lucía volvió a desengañarse, pero enseguida Raúl agregó, como lo va a seguir y por ahí, quiere quebrarse una pierna, tiene razón, contestó Lucía, no pensé que las escaleras estaban en mal estado, al instante ella recordó que había dicho cómo lo va a seguir.
¿Qué sabe,  rogó la mujer por favor, no aguanto más ayer abrió mi puerta quien anda en la casa por las noches.
Eso señora, no se lo puedo explicar yo, pero conozco a alguien que sí, si quiere la traigo esta tarde para que pueda dormir tranquila, porque por su cara hace tres noches que no duerme, Lucía le agradeció muchas veces lo que hacía por ella.
A la tarde, a la hora convenida, golpeo la puerta una anciana, se presentó como Jacinta, la bisabuela de Raúl, miro alrededor y dijo que, has hecho muchacha, ella no entendía de que hablaba, siéntate y trae un té porque lo que te tengo que contar es largo.
Las dos a la mesa se miraron una joven entusiasta agotada y desesperada, la otra una anciana con la experiencia que traen los años la miraba tranquila y paciente comenzó el relato, ¿esto no estaba en casa no?, no lo compre en las tiendas del barrio porque tenía pocos muebles.
Ya te habrán contado que la casa es vieja, de mil ochocientos, la hizo hacer un comerciante ingles, también trajo los mejores muebles y candelabros que pudo conseguir por el mundo en sus barcos, el se dedicaba a la venta de telas, vestidos, adornos y esclavos. Un día cuando bajaba el cargamento que era trasladado a Brasil en barcaza, vio a una joven negra, hermosa de ojos miel, enseguida la hizo apartar del grupo y trasladar a su casa, lo que sucedió después ni el ingles ni la niña pudieron adivinarlo, aunque el ingles era casado, era muy común en esa época tener amantes, incluso las criadas negras, pero ellos se enamoraron locamente, ella sabiendo su condición de amante de descarte y el sabiendo que nunca podría coincidir con ella. Las visitas a la habitación de ella, esa que esta en desuso y tiene una escalera rota, se hicieron muy seguidas, un día ella le dijo que estaba embarazada, las peleas comenzaron, fue imposible que la mujer que hasta ese momento no había podido tener hijos se enterara, exigió a su marido que vendiera a la esclava enseguida, el no supo que hacer estaba enamorada de la joven y ahora tendría por un hijo, pero era consiente de los comentarios del barrio y sabía que eso arruinaría su negocio.
Esa noche, tomada la decisión bajo por última vez las escaleras, al abrir la puerta ella tenía el recién nacido en brazos, el tiro el cuchillo y la abrazó  con lágrimas en los ojos, huyamos juntos, le propuso a Brasil, podré rearmar mi negocio y viviremos juntos como siempre quisimos. Ella tomó el niño, lo envolvió, lo dejó sobre la cama, le beso la frente y le dijo, sabes que no puedes hacer eso, termina lo que viniste a hacer, pero no le hagas daño al niño, entregálo a alguna familia que lo críe bien, el la brazó llorando y clavó el puñal en su vientre, la beso en lo labios y la vio morir lentamente.
Con la ayuda de un criado, tiro el cuerpo al río y le encargó el niño, con la condición de que nunca sepa donde está.
Lucía, vio a esa anciana contar esa historia de fantasma y asesinatos con tanta naturalidad mientras tomaba de a sorvitos el té, que no lo podía creer. Disculpe señora no quiero faltarle el respeto, pero esto que me cuenta es algo increíble, en esta casa alto han vivido muchas personas y nunca pasó nada, aparte el costo que pagué fue muy alto. Sí, dijo la anciana, pero nadie había comprado sus muebles, esta casa amueblada como cuando ellos vivían, por eso regresan cada noche a revivir ese momento tan trágico, cuando terminó de decir esto, Lucía sintió que le bajo la presión y se desmayó, al volver en sí vio el rostro asustado de su marido que la miraba a ella y a la anciana que le trataba de reanimarla.
A Francisco decidieron hacerle un resumen del relato, cuando su esposa se sintió mejor,él actuando como el más creyente en este asunto, dijo, que se debe hacer. primero dijo la anciana hay que deshacerse de los muebles y demás adornos, luego debemos rezar a la noche y hacer una ceremonia para pedirle que dejen el lugar.
Yo me ocupo de los muebles, candelabros, etc, ahora en el seudo- espiritismo no cuenten conmingo.
A la noche, a la hora donde comenzaban los sucesos, llegaron al lugar dos ancianas y Rubén, prendieron velas blancas y comenzaron a rezar hasta llegar a la habitación, en eso escucharon los pasos del inglés acercándose. Cuando entró a la habitación se sorprendió de ver a la joven que vivía en la casa, a dos ancianas y un hombre rodeando la cama de su amante. Comenzaron a rezar y el se acercó a la anciana intrigado, el miro sus ojos de miel, su piel mulata y le preguntó eres mi hijo, no respondió ella, soy tu nieta.
Ella reunió la pareja que aún la miraba con ojos emocionados y les dijo es hora de irse a un lugar donde puedan vivir juntos para siempre, se despidieron de todos y les agradecieron, en ese momento una luz iluminó la habitación, la anciana miro a los presentes y dijo ahora están en paz.

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