Era verano y como tantas otras cosas Camila lo odiaba, esa noche la temperatura elevada no la dejaba dormir, daba vueltas en la cama buscando la mejor ubicación para que el ventilador le tire más viento. Luego de una noche así, el humor de la detective era tan malo que con solo mirarla sus ayudantes evitaban acercársele.

Pero otro problema aquejaba al barrio, en el último año varias casas fueron desvalijadas en ausencia de sus dueños y otras robadas con violencia desmedida, dejando a sus moradores atados y brutalmente golpeados.
Por eso cuando la detective oyó el llamado, lamentó que el año terminará de esa manera para sus habitantes, hizo un gesto de disgusto y se dirigió al lugar del hecho. Al llegar notó que la casa era una de las mansiones más lujosas del barrio, ubicada en la ochava noreste dominaba la manzana que rodeaba a la plaza, pertenecía a la familia del antiguo encargado del ferrocarril de la zona centro del país. Al entrar a la casa, pudo apreciar el mobiliario, la vajilla, los adornos y cuadros junto con la decoración eran delicados y finos, aparentemente importados de las mejores tiendas de Francia, según el poco conocimiento de Camila en este tema.
El cuerpo se hallaba en la habitación principal de la casa, ubicada en el primer piso, porque esta gente tiene que tener la habitación arriba y me hace subir escaleras, protestaba mientras pisaba cada escalón la detective. Al entrar vio a los peritos trabajando, la mujer se encontraba atada al cama, con signos de haber sido torturada, tenía marcas en los brazos y golpes en todo el cuerpo, la cara estaba irreconocible. La causa de la muerte un fuerte golpe en la cabeza, le comunico el forense, pero lo confirmaría con la autopsia. El arma utilizada no se encontraba en la escena, pero por los golpes debieron ser una cadena y un palo muy grueso, entonces los atacantes debieron ser dos por lo menos, pensó Camila.
Al bajar las escaleras se encontró con la mucama, que vivía en la casa con la señora, lloraba desesperada, según pudo averiguar, esa era su noche libre, lo que demostraba un trabajo de inteligencia por parte de los asesinos. Uno de sus ayudantes le informó que las cerraduras no estaba forzadas, ni la del frente ni la del patio, esto asombró a la detective en los anteriores casos de invasión de morada, las víctimas fueron sorprendidas mientras dormían, luego de forzar la cerradura del frente con una barra o la señora conocía a sus atacantes o ingresaron a la casa a través de un engaño.
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