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sábado, 14 de enero de 2012

ASESINATO EN BARRIO GORRITI - SEGUNDA PARTE.

Al dejar la escena del crimen, se dirigió a su oficina, debía esperar la autopsia, entonces se puso a analizar las finanzas de la víctima, para ver si había cobrado una herencia o algún dinero que atrajera a sus atacantes. La señora Carmelinda Saenz aparentemente no había recibido mucho dinero de sus padres, pese a ser hija única, nunca se casó por lo que no tenía seguro de vida del marido, ni tenía hijos, su ingreso mensual provenía de una propiedad que alquilaba en el centro. Pero, ¿cómo podía mantener esa mansión  y estilo de vida?, este interrogante daba vueltas en la cabeza de Camila cuando llegó el informe forense. Los golpes que recibió la víctima no coincidían en nada con los casos de robos anteriores, en ella los asesinos se tomaron su tiempo, fueron golpes en zonas específicas para mantener con vida a la víctima y causarle extremo dolor, se habían utilizado en la tortura, cigarrillos en brazos y piernas, por las quemaduras, golpes con cadenas en muñeca y golpe con palo en la planta de los pies, también había rastros que demostraban golpes de puños en la cara. No se pudo extraer ninguna fibra o huellas, los delincuentes usaban guantes, solo había fotos de los golpes de cadenas y palos, para poder identificar el arma utilizada. La causa de la muerte fue un golpe en la cien con un palo de aproximadamente diez centímetros de diámetro, el mismo que se utilizó en las plantas de los pies. La hora de la muerte era  las doce y treinta.
Con en el informe en la mano, la detective llegó a la conclusión de que este era un caso aislado de homicidio con ensañamiento y debía olvidarse de relacionarlo con los anteriores robos en el barrio, cosa que la tranquilizaba por un lado porque la prensa y sus jefes sino hubieran hecho un escandalo con los casos no resueltos, pero por otro lado, la forma de la muerte, la hora y el hecho de la tortura eran algo inexplicables para una anciana de ese barrio, parecía más un ajuste de cuentas.
¿Qué información tenía la anciana que debieron torturarla para hacerla hablar? ¿ habían logrado que hable o murió de casualidad en uno de los golpes sin pronunciar palabra? La tortura por la hora de la salida de la mucama y la hora de la muerte debió durar aproximadamente dos horas. Los asesinos conocían los movimientos de la casa,  sus horarios y  a la víctima, otra incógnita.
Era casi de noche, cuando la detective cansada de pensar respuestas en su escritorio decidió ir al barrio y entrevistar a los vecinos. Se paró en el frente de la casa y miró a su alrededor cuál de los vecinos tendría mejor visión de quien entraba y salía de la mansión, divisó una casa antigua de una planta con los árboles recortados y una ventana con la luz encendida, desde esa ventana se veía con claridad la casona. Golpeó la puerta y una anciana la atendió temerosa, soy de la policía, aclaro Camila, quería hacerle unas preguntas , puede ser. La anciana la hizo pasar a la sala, desde ahí vio un sillón que daba justo a la ventana, allí se sentó la dueña de casa. Comentó el homicidio de su vecina, la detective analizaba detenidamente la cara de la anciana mientras hablaba, pudo notar gestos despectivos y de envidia asia la víctima, era la testigo perfecta, contaría todo lo que sabía porque la odiaba.
- ¿Cuándo fue la última vez que vio a su vecina?- pregunto la detective.
- A Carmelinda se la veía muy poco, no barría la vereda, ni hacía las compras, de eso se encargaba la muchacha, tampoco se sentaba en el patio del frente y miré que es muy bonito y con mucha sombra, según la muchacha, la señora dormía todo el día, pero tampoco la he visto de noche en los comedores del barrio, como hacemos con mis amigas- relató la vecina.
- ¿Notó algo extraño en último tiempo?- interrogó la detective.
- No, pero ahora que pienso Carmelinda recibía mucho correo, siempre había un cadete que venía a la mañana y a la tarde a entregar y retirar encomiendas- expresó la vecina.
- ¿Sabe de que vivía su vecina, cuál era su ingreso?- preguntó intrigada Camila.
- No, siempre se dijo que tenía gran fortuna heredada de sus padres que incluían campos, debe ser así por los lujos que se daba, viajes al extranjero tres veces al año,  compras en Europa y Centroámerica, la verdad nunca le pregunté.
- Por último señora, para no abusar de su amabilidad, vio alguna persona extraña los días anteriores al homicidio.
- Ahora que lo menciona, si me acuerdo, un señor que no era del barrio, por como vestía se paró frente a mi ventana y miraba la mansión, estuvo ahí como media hora.
- ¿Podría describirlo? entusiasmada ante la pista preguntó la detective.
- Si, era bajito, morocho, de piel oscura, con rasgos parecidos a los de la propaganda de turismo de México, siempre quise ir ahí, fumaba mucho y vestía extraño, pantalones fuera de moda y camisas de colores fuertes.
- Gracias por su colaboración señora- dijo Camila mientras se levantaba.
- Espero que encuentren al asesino, Carmelinda no era muy amable como vecina pero no merecía morir así.
Salió de la casa más confundida que antes, pero ahora tenía muchas pistas para seguir.


CONTINUARA....

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