

No iba a hablar con la prensa, el jefe sonrió, su sola presencia en la escena le alcanzaba para dar el informe sin que sospechen.
Se retiró de la casa con los peritos y forenses, llevando las pocas pruebas que no arruinaron los familiares y empleados, al cuerpo no le permitían retirarlo, un coche fúnebre esperaba para llevarlo a embalsamar, la detective se quejó y sin que nadie se diera cuenta, comunicó al chofer que se dirigiera a la morgue policial o sería acusado de entorpecer una investigación, la familia y los jefes tranquilos vieron salir del barrio privado el coche fúnebre con las ultimas pruebas del delito.
Sentada en su escritorio observaba las fotos, no había sangre en ninguna parte de la escena del crimen, eso le resultó extraño, hasta que recordó el fuerte olor a lejía que penetró su nariz cuando entró en la habitación, debía regresar a la escena con los peritos y ver si había rastros de sangre en algún lado. Del otro lado de la habitación, un criminalísta la miraba sonriendo, su mal carácter le devolvió una mirada de indignación, se acerco sin dejarse amedrentar por la detective, pasa algo Camila - dijo con mucha calma. Sí - dijo la detective - mañana debes regresar y buscar rastros de sangre. No es necesario, contestó, Camila pensó, este quiere quedar bien con el jefe y en ese momento, el perito le entregó una filmación, mañana te doy las fotos- dijo.
Este, había rociado la escena con fenolfateína o luminol, que produce una reacción, dejando manchas rosadas brillantes, donde antes había sangre, esto, solo puede observarse apagando la luz, había manchas de impacto en las paredes de corta distancia, en la bañera las manchas eran de goteo horizontal, típicas de un cuerpo vivo en reposo durante un período corto, en el piso había manchas de arrastre que llegaban al dormitorio, entendió la sonrisa del técnico y le agradeció, no me gustan las muertes accidentales que no lo son - dijo y se alejo, adivinando el pensamiento de la detective.
En ese momento se lamentó de no haber pedido la ropa a las personas que se encontraban en la casa o de haberlas fotografiado, aunque recordó la presencia de los jefes, no le hubiesen permitido incomodar a la familia.
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